Romances

2016, Estación de El Espinar, valle folk, romances

Nuestro diccionario define el romance como una composición predominantemente narrativa, tradicionalmente anónima, con un número indeterminado de versos asonantados.

¡Cuántos romances nos recitaban y cantaban nuestros abuelos! No importa el autor, sólo el relato, la historia heroica, de amor, de honor o de muerte. La sabiduría en la memoria popular hecha verso sencillo. De la versión del juglar caminante de la edad media hasta la versión cantada hoy en mi pueblo o en el tuyo. El mismo mensaje sigue perviviendo hoy en cada uno de nuestros infinitos romances.

ROMANCE DE LA PEDIGÜEÑA

¡Pues anda que no piden nada las señoras! A alguno de nosotros nos le ha cantado la abuela en las tardes de fiesta o tertulia al ladito de la lumbre. Nosotros cantamos la versión que recogió “Hadit” en nuestro pueblo. Si queréis versiones más extensas “haberlas haylas” y no son Meigas, que también. Agapito Marazuela en su cancionero recoge una larga versión.

ROMANCE DE ROSALINDA

Precioso romance anónimo del siglo XV-XVI que inmortalizara Ismael Peña en su disco “Florilegio de España” que contiene Romances de los siglos XV y XVI y Canciones Populares. Una historia de amor del príncipe que se lleva a la más guapa de palacio con una música suave y delicada.

ROMANCE DE EL CONDE OLINOS

¿Quién no ha cantado de niño o de menos niño este bonito romance? Es otro texto anónimo anterior al siglo XVI, de los considerados como romances de amor y muerte. También conocido como “El romance del Conde Niño”, el poema es una composición medieval de transmisión oral de la cual se conocen hasta setenta y cinco versiones entre peninsulares, judías y americanas y esto sin contar con las formas contaminadas.

La versión que cantamos termina con la muerte de los amantes. En otra más amplia, ambos se convierten en rosal y espino, cortados por la reina y, posteriormente, en garza y gavilán que, unidos, vuelan por el cielo.

EL MILAGRO DE SAN ANTONIO

Si hablamos de los Milagros de Antonio Martins seguro que no sabemos quién fue este tal señor pero si decimos los Milagros de San Antonio aparecen al instante en nuestra memoria todos los pajaritos del mundo. Si, el tal Antonio Martins, portugués, es nuestro querido San Antonio de Padua.

¡Cuántos daños hacen los pajaritos en los huertos y los sembrados! Pero algo han de comer que son criaturas de Dios y también hacen mucho bien eliminando mil y un insectos. Aquí está el niño Antonio para poner orden y cuidar de los pajarillos, los sembrados y los huertos. El gran Joaquín Díaz ya lo grabó en su disco “Romances Tradicionales” allá por el año 1972. Nuestros abuelos, padres y tíos nos han cantado este familiar y piadoso romance religioso extendido por toda Castilla y otras regiones de la geografía española.

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